domingo, 24 de marzo de 2019



Siempre te miré con admiración. 
Un segundo al lado tuyo ya es suficiente para volver todo lo demás diminuto...
Los problemas desaparecen. 
Las angustias se esfuman. 
Las preguntas sin respuestas dejan de buscarlas. 
La respiración habitualmente acelerada se alentiza naturalmente. 
Todo empieza a desvanecerse, para quedarme en un falso silencio en el que lo único que escucho, es a vos. 

No sé cómo pero tenés la capacidad de volverme a la realidad en un instante. 
Para qué tanta mala sangre?
Para qué llorar y sufrir?
Para qué proyectar y vivir buscando cumplir metas?
Si al fin de cuentas, estamos de paso... no?
Nos pasamos la vida atrás de sueños y proyectos, invadidos de dolores, angustias y miedos, cuando al final todo eso que llenó nuestra vida por años, un simple día deja de existir, automáticamente y sin previo aviso. 
Todo lo que te acompañó incondicionalmente por años, lo ves desvanecerse en el instante en el que tu respiración se frena, para siempre. 
Y vos... por algún motivo, tenés el don de recordármelo. 
Será por eso que soy adicta a vos? 
Será por eso que cada tanto necesito volver a verte? Volver a escucharte? 
Para poner los pies sobre la tierra y recordar cuáles son las cosas verdaderamente importantes? 
Será por eso que te extraño? Que te necesito?
Será por eso que te admiro?

Nunca dejás de maravillarme. 
Y al mismo tiempo, mientras estoy parada frente a vos sorprendida y admirada, te temo. 
Sí... me das miedo. 
Vos. 
Vos y tu omnipotencia. 
Vos y tu fuerza aballasadora. 
Cómo no temerte?
Si no es posible ganarte en fuerza. 
Si con una simple decisión tuya podés hundirme en lo más oscuro sin darme la posibilidad de salir. 
Ya me lo hiciste una vez y por algún motivo dejaste que salga de ahí, pero siempre supe que fue tu elección. Yo no tuve opción. 
Contra vos, no se puede pelear. Y como tantas otras lecciones que me diste, es una de la cuales no me voy a olvidar. 

A veces, siento como me llamás, como me invitás a hacerte compañía. 
Una compañía eterna y sin retorno. 
Volvés tentadora la idea de formar parte de vos. De ser eterna. 
Y de estar eternamente acompañada. 
Aún así decido no hacerlo y limitarme a seguir observándote. 
Escuchándote. 
Admirándote. 
Sabiendo que el día de mañana va a haber otra persona parada exactamente en ese lugar que ahora ocupo yo, observándote fascinada. 
Y vos ahí, siempre igual. 
Siempre irreemplazable.
Siempre... eterno.  

No veo la hora de volver a encontrarnos.
De escucharte. 
De sentirte con cada parte de mi cuerpo. 
De que vuelvas a traerme a tierra y recordarme las cosas importantes. 
De que vuelvas a llenarme de paz y tranquilidad. 
No veo la hora de volver a encontrarnos...





Y cada vez falta menos. 





















Prometo intentar volver eterno cada segundo frente a vos, querido mar. 

domingo, 10 de marzo de 2019




9 de Marzo del 2019. 


Llegó... Llegó el día. 





lunes, 4 de marzo de 2019





Felíz día hermana de la vida!
Gracias por siempre estar y hacer todo más
fácil y menos solitario. 
Te amo! 💕