lunes, 8 de octubre de 2018

Aprendió...


  • Va a llegar?
  • Sí... está viniendo. Dale, andá que los están llamando.

El tiempo siguió pasando. Nerviosa intentaba espiar entre el telón y la pared pero no lograba ver nada...

Comenzó el evento y tuvieron que salir al escenario.
Ahora sí, parada frente a ese imponente salón, tenía a todo el público ante sus ojos.
Rápidamente encontró a su mamá, al lado de ella su abuela, incondicional como siempre, y al lado... la butaca vacía.
Sintió un destello de angustia dentro suyo que comenzaba a crecer, pero automáticamente lo escondió convencida de que iba a llegar, aún estaba a tiempo...
Iba a ser como en las películas, cuando la persona faltante está atravesando la Ciudad desesperadamente para llegar a ver el acto de su hijo, y justo cuando éste tiene que dar un paso al frente porque llegó su turno, la puerta del salón se abre y entra esa persona. Cruzan miradas y una sonrisa inmensa se dibuja en el rostro de la criatura cuando confirma que, no importa lo que pase, no va a estar solo.
Sí... Iba a ser así... Se convenció de eso y se quedó esperándolo llegar en el último minuto, para que la vea con esa típica mirada de orgullo que todo hijo anhela ver, y por la cual hace lo que sea por conseguirla.

El acto siguió su curso...
Su ansiedad aumentaba...
“Va a llegar...”

Tocó su turno.
Dio un paso adelante con sus dos compañeros, miró la puerta del salón y ésta no se abrió...

Bajó la mirada, entregó la bandera, finalizó su parte y volvió a su lugar.

Estaba terminando el acto y la puerta se abrió...
Lo vio llegar.
“Tarde” pensó, “siempre tarde...”


Ese día, con sólo 13 años recién cumplidos, fue la primera vez que aprendió que la vida nunca es como en las películas...

La persona no llega en el momento justo.
La chica no se despierta gracias al beso verdadero.
No todo se perdona.
No siempre hay una segunda oportunidad.
Los malos no siempre pagan las consecuencias.
Los buenos no siempre tienen sus recompensas.
Los sueños casi nunca se cumplen.
Las personas no cambian.
Las promesas se rompen...
TODOS mienten...



Aprendió que las butacas vacías no se llenan...
Y que las butacas llenas se vacían...



Ese día fue el primero de tantos que aprendió que no existen los finales felices... sólo existen finales.



Aprendió...

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